Una excusa que muchas veces he escuchado en este largo
transitar es que no se puede hacer dieta si no se cuenta con una cantidad equis
de ingresos. Y si, eso es muy cierto,
seguir una dieta estricta implica un gasto exagerado de dinero.
“Hacer dieta” es un proceso temporal, cuyos objetivos son
medibles, pero muy pocas veces perduran.
Entonces en este panorama, hacer dieta es un gasto exagerado que dura
poco tiempo. Cuando dejemos de hacerla y volvamos a nuestra alimentación “normal”
el peso volverá.
Les doy un dato: más económico, duradero, sano, y provechoso
es dejar las dietas en el pasado y comenzar a hacer pequeños cambios que nos
lleven por un camino de experiencias y aprendizajes, los cuales nos permitan
decidir cambiar nuestro estilo de vida y procurarnos un futuro con mayor salud
y calidad de vida.
¿Cómo comienzo a cambiar mi estilo de vida?
·
En primer lugar haz una lista con diez
motivaciones. Comparto con ustedes la
mía:
1.
Tener un bebé antes de los 30 años y poder
sentarme en el piso a jugar con él (ella).
2. Amarrarme las trenzas de los zapatos con mayor
facilidad (hacerme pedicure sin cortarme la respiración aplica aquí también).
3.
Subir escaleras sin cansarme.
4.
Recuperar la movilidad en general.
5.
Usar vestidos (Oh sí, siempre he querido uno
largo, gris).
6. Usar unos stilettos (como estos http://www.alila.ie/57-190-large/suecomma-bonnie-black-red-cut-out-stilettos.jpg)
7.
Aguantar de pie 12 horas en un concierto de La
Carlota.
8.
Correr un maratón (o varios)
9.
Usar un traje de baño blanco.
10.
No sudar en los aviones porque no me sirve el
cinturón de seguridad.
·
Luego de esto compra (o recicla uno viejo) un
cuaderno, ese será tu diario. Como los
que teníamos en la adolescencia, tu diario es privado, por ende a él no le debes
mentir. En él vas a escribir qué comes,
a qué hora comes, qué actividad física haces, cómo te sientes, cuándo sientes
ansiedad, qué te molesta y todo lo que te provoque alrededor del reto de
transformar tu vida. Lo más seguro es
que después alguna editorial te lo compre y sea el libro el año.
·
Visita a un médico. Hazte un chequeo general (perfil 20, tensión
arterial, peso, estatura, IMC). Público
o privado, al que puedas asistir estará bien.
Necesitas saber cómo está tu salud para prever cualquier desajuste en tu
organismo una vez empieces.
·
Comienza con pequeños cambios: cambia la manera
de elaborar tus alimentos habituales. Bota los calderos, créeme, no los
necesitarás en esta nueva etapa. Aprende,
lee, busca, investiga. ¿Te gusta el
plátano? Hazlo al horno, hervido. ¿Te
gusta el chocolate? Busca los oscuros, sin leche, sin azúcar, saben mejor de lo
que parece. ¿Vives en edificio? Toma el
ascensor y quédate dos pisos más abajo del tuyo, sube a por las escaleras. Cada día sube uno más hasta que no uses más
el ascensor. Saca a pasear al perro,
cambia los domingos en los Centros Comerciales por un parque, plaza, ve a la
playa, camina un rato sobre la arena, no tomes el tiempo solo contempla las
olas del mar. Pequeños cambios cada día,
anota en tu diario cuál fue el cambio que hiciste hoy!
·
Prueba nuevos placeres de la vida. Una de las razones básicas de nuestra
obesidad es que comemos por todo: cuando estamos alegres, cuando estamos
tristes, cuando queremos celebrar algo, durante un duelo, en fin, no sabemos
hacer otro tipo de celebración que no implique una mesa llena de comida. La vida es más que eso.
Por ahora prueben con estas pequeñas cosas, escondan el peso
y el espejo un tiempo, no se amarguen, recuerden que no es una dieta, es una
vida nueva lo que queremos construir! Necesitamos mucho esfuerzo y ánimo, nunca
es tarde cuando nos planteamos objetivos claros, sensatos y positivos.
Feliz tarde.